En Colombia se ha convertido en pan de cada día varios dichos acerca de las personas que se desempeñan en el campo político como, por ejemplo, “Todos los políticos son iguales”; “Sea el que gane va a robar”; “Que robe pero que haga”; y estos son tan solo algunos de los muchos que uno escucha decir tanto en época electoral como en lo cotidiano de cada ciudadano, pero, ¿Quién es el verdadero responsable de la corrupción que enloda la actual política colombiana, el político o la ciudadanía?
Mayoría
de las personas que se encuentren leyendo este articulo dirán, sin pensarlo dos
veces, que el único responsable es el político, argumentando que nadie los
obliga a tomar los dineros del erario público, no obstante, y aclarando que
comparto este argumento que han brindado diversos ciudadanos con los que he
tenido el gusto de dialogar, también les digo que desde mi punto de vista la
responsabilidad recae principalmente en el pueblo.
La
población sufre de un desinterés notorio por todo aquello que se relacione con
política, ejemplo de ello es la participación en las elecciones legislativas
del año 2018 en las cuales se elegía los miembros de la cámara alta y la cámara
baja del congreso de la república y en donde, según datos de la Registraduría
Nacional del Estado Civil, del 100% del censo electoral tan solo el 48,82% y
48,97% de las personas inscritas salieron a ejercer su derecho al voto
respectivamente.
Hay
que mencionar, además, que el panorama a la presidencia no varía mucho, pues en
datos de la misma entidad los votantes en primera y segunda vuelta equivalieron
al 53,38% y 53,04% respectivamente, porcentajes que si bien representaron un
histórico de votantes a quien sería la cabeza del ejecutivo, a mi punto de ver,
sigue siendo bajo en lo que a participación refiere.
Con
respecto a las elecciones regionales la participación ya deja ver un cambio
notorio, elegir a las cabezas de los gobiernos municipales y departamentales
representó, en las alcaldías la ejecución del voto de más de 22.1 millones de
ciudadanos (60,65%) de los más de 36.5 millones habilitados para votar y, en
gobernación fueron más de 18.8 millones de personas que ejercieron dicho
derecho (61,28%) de los 30.7 millones en el potencial de votantes, similar a
los votos en concejos (59,23%) y asambleas (60,19%).
La
comparación entre elecciones de carácter nacional y regional viene a colación
porque no se logra comprender todavía esta diferencia de votantes, cuando a
modo organizacional de las diferentes corporaciones electas por voto popular
pesa más una ley que una ordenanza o un acuerdo y a su vez, tiene más peso el
presidente que un gobernador o un alcalde. ¿Será el clientelismo la solución a
esta incógnita?
El
desinterés político va todavía más allá, las personas que ejercen el derecho al
voto piensan que es solo ir y votar, pero, ¿dónde queda el control político que
se le debe hacer a las personas electas en las diferentes corporaciones?
¡Definitivamente
la ciudadanía aún no logra comprender la magnitud y peso que tiene el artículo
3 de la constitución política de 1991!
Ahora
puedo decir que el analfabetismo político, derivado del desinterés e
indiferencia ciudadana, es otro factor que ayuda a sostener mi hipótesis acerca
de que la responsabilidad la tiene la ciudadanía, puesto que las personas van y
ejecutan su voto, pero a decir verdad no saben que están votando. No conocen
cuales son las funciones de los congresistas, el presidente, los diputados, el
gobernador, los concejales, el alcalde y los miembros de las JAL, lo que ha
llevado a que quienes se quieren hacer elegir aprovechen dicho analfabetismo
prometiendo cosas que ni siquiera se acercan a sus funciones.
Entonces,
quienes han permitido que los políticos hagan y deshagan como a ellos les
parezca ha sido en realidad el pueblo, pues hoy ya no hay excusa para la
desinformación, los ciudadanos debemos asistir a todos los eventos que
involucren ejecución de recursos públicos, y si no se hacen, hay que crearlos.
La participación no se define solo con la ejecución del voto, sino hacer
veeduría ciudadana durante los 4 años que dura el periodo de los servidores
públicos electos por voto popular.
El
cambio que clama el pueblo desde hace varios años, no recae en los jóvenes como
lo han querido hacer ver, esa responsabilidad la tienen todas las personas, sin
importar la edad, sexo, ideología, religión o raza, que ven en su país las
ganas de salir adelante y poner el interés colectivo por encima del individual.
El
dicho “Es mejor viejo conocido que nuevo por conocer” no tiene cabida el día de
elecciones, porque las clases politiqueras se derrotan justo ahí, en las urnas,
y todo voto será válido siempre y cuando sea a conciencia e informado.
Te felicito, es un artículo que cuenta la verdad absoluta de lo que estamos viviendo los colombianos hoy en día, espero que más gente pueda conocer el punto de vista tuyo y de muchos otros más.
ResponderEliminarExcelente artículo, que bueno que jóvenes como tu se interesen por la política y por el futuro venidero de nuevas generaciones que como tu están siendo líderes y generando cambio y crecimiento en muchos aspectos.
ResponderEliminarTe felicito porque escribes y expresas una realidad de toda una Colombia que requiere y necesita Cambio.