A raíz del aislamiento social obligatorio llevado a cabo en muchos países del mundo, para reducir el número de personas contagiadas por el virus, donde los humanos hemos reducido en gran medida nuestras actividades, se ha hecho evidente el gran impacto y efecto que realizamos en el ambiente.
De acuerdo con imágenes de la Nasa y la Agencia Espacial Europea, éstas muestran la disminución en un 25% y 30% de las emisiones de dióxido de carbono y de nitrógeno en países como China e Italia.
El descenso de las actividades humanas cotidianas como el desplazamiento en vehículos a motor, la disminución de la producción industrial y comercial, que se traduce a la reducción de residuos sólidos, han traído consigo aire con menos polución, aguas más claras y fauna silvestre acercándose a lugares donde antes no se atrevía a llegar.
Estas noticias nos ponen un panorama alentador para el ambiente, pues muestra que, en un corto periodo de tiempo, sin la intervención continua del hombre, la tierra podría recuperar su equilibrio de una manera vertiginosa.
Lo anterior refleja el gran impacto que realizamos al ambiente, y aún seguimos creyendo que el ambiente está compuesto por árboles, ríos y montañas impolutos cuando en la realidad el principal actor es el humano, que está inmerso en el ambiente.
Es cierto que esta pandemia trajo consigo cambios significativos a nivel económico y social, los cuales tomarán tiempo en recuperar y dejar en niveles estables, sin embargo, el ambiente necesitaba un respiro y tomar “tiempo aparte” para poder ser y mostrarnos toda su grandeza y poderío.
Por eso, es importante que repensemos nuestros hábitos diarios y reflexionemos sobre cómo nuestras actividades cotidianas contribuyan o desmejoren a que todos gocemos de un mejor ambiente ahora y para las próximas generaciones.
LOS CONTRA
A raíz de las recomendaciones entregadas por las autoridades en salud, donde se pide a la población mundial tener cuidados para evitar el contagio del virus, muchas personas no fueron conscientes del impacto que tendría la mala disposición de los residuos que se generan en esta época. El caso más evidente se da con el episodio de encontrar tapabocas y elementos de un solo uso personal sanitario en las calles de la ciudad de Hong Kong, implementos utilizados como medida de protección del virus. Omitiendo que este tipo de elementos deben ser utilizados sólo en caso de presentar síntomas, muchas personas no están haciendo una adecuada disposición de estos elementos, lo que podría provocar un peligro sanitario mayor.
Otra problemática ambiental que se evidencia es el uso irracional que se le está dando al agua, también como medida para evitar el contagio del virus. Es un hecho, que el lavado frecuente de manos es la manera más efectiva para eliminar o matar el virus, sin embargo, en términos ambientales, es una acción que puede estar contribuyendo al aumento de la contaminación del líquido vital por el uso desmedido de detergentes y desinfectantes muy agresivos que dificultan la descontaminación del agua.
Ahora bien, es innegable que las economías del mundo se han visto seriamente afectadas por la recesión de la productividad mundial, lo que abre la posibilidad de que la reactivación de las economías venga a expensas del ambiente, pues cabe la posibilidad que los gobiernos estimulen créditos con bajas tasas de intereses financieros para el sector industrial y empresarial, lo que traería como resultado un aumento de agentes contaminantes para el segundo semestre del año, en los lugares donde una vez se vieron cielos azules, aguas limpias y se respiró un aire más limpio.
Colombia no sería la excepción, ya que la economía nacional gira en torno al sector agrosilvopastoril y hay muchos proyectos megamineros esperando la oportunidad de ser aprobados y respaldados por el gobierno nacional para ser ejecutados, ya que no hemos adoptado otro modelo económico que su base no sea la extracción y que sea más amigable con el ambiente.
Debemos hacernos conscientes de que una vez termine la emergencia, las consecuencias podrían volverse incluso más severas si no reflexionamos en la adopción de actividades y acciones más reales y amigables con el ambiente.
De acuerdo con la opinión de Hervé le Treut, experto francés en cambio climático, “Habrá un antes y un después del coronavirus desde el punto de vista climático. La epidemia y las medidas tomadas para contrarrestarla han creado un choque psicológico en nuestras sociedades. Habrá consecuencias en las políticas medioambientales. En definitiva, las crisis por el coronavirus y por el calentamiento global son similares. Es cuando estamos frente a la catástrofe que se toman decisiones contundentes”.
En este punto, es que debemos mirar cómo utilizar los estímulos económicos que implementarán los gobiernos después de la emergencia, para iniciar un cambio a largo plazo hacia prácticas comerciales e individuales con el ambiente, ya que en episodios anteriores se ha evidenciado que, después de una disminución en la contaminación es sucedida un aumento vertiginoso de la contaminación y es, precisamente lo que se debe evitar para mantener los niveles bajos de contaminación.
Ahora, en este tiempo de reflexión en el que nos encontramos resulta preciso para repensar nuestros hábitos como los actores que más impacto ocasiona al ambiente, a través de 2 documentales, que considero son esenciales, para entender el impacto que como seres humanos tenemos en nuestros ecosistemas y en el planeta en general: Cowspiracy, el secreto de la sostenibilidad y Minimalismo.
De igual manera, participar activamente este 28 de marzo en la iniciativa La Hora del Planeta, donde muchos lugares y ciudadanos del mundo apagan las luces para darle un respiro al planeta y disminuir el calentamiento global por la radiación lumínica. Apaguemos por 1 hora nuestros aparatos electrónicos y empecemos el gran cambio que el planeta nos pide.
Por: Yuliana Silva Canizales
Coordinadora General Red Nacional de Jóvenes Ambiente Nodo Ibagué
Coordinadora Comité de Desarrollo Sostenible Impulsa Futuro.
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* Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento de la Fundación Impulsa Futuro.
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