A lo largo de la historia, el liderazgo ha sido admirado o cuestionado por la relación que tiene la integridad en la persona que emprende esta carrera; aunque muchos defienden la postura de separación, donde el éxito profesional no debe estar explícitamente alineado con los procederes, las ambivalencias o las dicotomías personales, otros en contraste, plantean la vital preponderancia que tiene este aspecto de equilibro, como clave para un liderazgo disruptivo y sostenible. ¿Qué es la integridad? ¿Cómo interpretarla y desarrollarla? ¿Cuál es su alcance? En adelante algunos apuntes desde la experiencia.
Como se ha indicado en el título que acompaña esta opinión y desde la catarsis que involucra una autocrítica constante, la piedra angular de un buen liderazgo está dada por un alto nivel de integridad, esta cualidad a veces olvidada o subestimada por algunos autores o gurús del liderazgo, toma total predominancia en los vaivenes contemporáneos: el liderazgo empresarial, social, ambiental o político -por nombrar solo algunos-, urgen todos de evaluación y redefinición teniendo en cuenta esta mirada.
Cuando se hace referencia a la integridad es imperativo mencionar el concepto de piedra base, definición extraída del sector de la construcción, dónde la primera piedra, deriva en la construcción de una base donde todas las piedras posteriores se establecerán en referencia a la misma y por tanto se determina la posición de toda la estructura.
Para interpretar mejor el concepto, cito a la predominante motivadora y autora Kelley Kosow “La integridad no es un destino. Es un estilo de vida. ¡Es un sistema de guía interno que nunca lo guiará por mal camino!” y cuando se analiza esta definición es oportuno mencionar de cómo el liderazgo se puede ver impactado negativamente por la ausencia de integridad; artistas, políticos, grandes empresarios, actores o deportistas, entre otros han sido reconocidos mundialmente por sus logros profesionales, sus éxitos de carrera pero también por sus excesos, escándalos y desatinos, y aunque el ser humano no es perfecto, en el liderazgo se dura 50 años creando una marca o una imagen, y 5 segundos dañándola completamente.
El desarrollo de la integridad tiene mucho que ver con la visión y la formación del individuo, de su nivel de conciencia y su autodisciplina. Las mentes pobres se resignan, abandonan, abrazan la comodidad y la seguridad, van en línea de que todo seguirá igual y no vale o no es posible ningún cambio “es así, se quedó así”, “Loro viejo no aprende hablar”, “usted nunca va a cambiar”, “es el destino”; una mentalidad de éxito, aprecia el valor de la integridad, porque brinda herramientas necesarias para la mejora continua en el ser, aquí “No eres perfecto, eres humano, pero eres perfectible” muy alineado con el modelo Kaisen, ampliamente difundido en el liderazgo y en el sector empresarial (Kai: Cambio, Zen: Bueno); por tanto, el alcance que tiene la integridad en el liderazgo es ilimitado.
No es para nada fácil alcanzar la integridad, a decir verdad, es una de las cualidades más exigentes en el liderazgo, mantener el equilibrio en todas las dimensiones de la vida del ser humano ES UN RETO ¡Que no se puede menospreciar!, por esto el liderazgo que rompe esquemas y modelos tradicionales debe perseguir con ambición este equilibrio, pues contribuye al bienestar biológico, espiritual, emocional, profesional y social, genera confianza y seguridad ante los públicos y las personas cercanas, y despierta interés y credibilidad ante organizaciones y tomadores de decisión.
Finalmente los conceptos técnicos o las expresiones populares aquí expuestas no buscan imponer un estilo de vida, todo lo contrario, el ser humano tiene derecho a su libre albedrío, sin embargo como es apenas evidente son los errores, fracasos y puntos de quiebre en el liderazgo y en el emprendimiento lo que nos permite llegar a este tipo de exámenes y análisis. Sirva entonces la opinión para seguir recorriendo este camino, aceptando nuestra condición humana y alejando del mismo toda aquella opinión que nos limite la mejora y el cambio.
Un liderazgo disruptivo y sostenible requiere de la piedra angular, no podría imaginar un liderazgo contemporáneo sin la búsqueda de la integridad.
P.D (En contraste) “De nada sirve el Doctor, si es el ejemplo malo del pueblo” -Lectores colombianos: no me pregunten quién lo cantó…-
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