De las crisis brotan las grandes oportunidades y se tendrá que estar en sintonía con el territorio para articularse con los diferentes actores económicos y sociales que permita diagnosticar cual es el escenario actual de nuestros pueblos y replantearnos nuestro papel en la nueva realidad.
Mucho tiempo ha pasado desde cuando el oriente del Tolima era esa tierra prospera que basaba su economía mayormente en el cultivo del café. Éramos pueblos adelantados en su momento en donde se trabajaba el campo como la más prospera empresa agrícola, florecían organizaciones sociales y se presentaban modelos de distribución de tierras para el campesino que eran ejemplo para el país.
Han pasado 70 años desde entonces y de la industria cafetera solo quedan vestigios de lo que fue y no pudo seguir siendo por esa suerte de acontecimientos que sin haberlo querido así, marco sin lugar a dudas el destino de todas las generaciones que seguirían padeciendo los rigores de una guerra absurda que nublaba el presente futuro de una región de vocación agrícola que reclamaba se le respetara el derecho a la vida, al trabajo digno del campo y a la educación para sus hijos. A pesar de que la violencia interna del país no era ajena para nuestro territorio hasta firmado el acuerdo de paz en el 2016 y que la inversión en infraestructura estatal sea mínima por ejemplo en el tema de vías terciarias, el campo no ha dejado de producir un día.
La nueva realidad.
Una región florece a medida que sus dirigentes, conscientes de las oportunidades actuales del territorio, trabajan para generar las políticas necesarias que conlleven a un desarrollo integral de sus habitantes. Vías, comercialización y capacitación son algunas de las peticiones más comunes que observamos de los productores del campo, sin lugar a dudas estos son elementos necesarios para que la dinámica comercial entre productor y consumidor final no resulte frustrante por la desproporción del valor final del producto.
Apostarle a la economía local resulta por lo menos la decisión más sensata en estos momentos tan acuciosos para el país. Es esta crisis una oportunidad de oro para que, a través de modelos asociativos, articulemos todos los actores que están apostándole al progreso de sus territorios consolidando unidades productivas sustentables que logren jalonar el empleo. Todo esto mientras las instituciones trabajan al unísono para garantizar que la industria del campo cuente con la asesoría pertinente a que haya lugar para la formalización y tecnificación de todos los actores de la cadena de valor del mercado agrícola.
La tarea no es fácil pero hay que asumirla, ya son alrededor de 6 meses en donde se tocan puertas y se socializa una visión de territorio que le apuesta a que a través de la innovación y la tecnificación lleguemos a convertirnos en una Eco Aldea referente para el territorio bajo una robusta asociación de municipios del oriente llamada AsOriente La invitación es para todas aquellas personas e instituciones interesadas en aportar al desarrollo económico y social del oriente del Tolima, para que sin escatimar esfuerzos se conviertan en ese referente local de trabajo, compromiso y dedicación que tanto necesitamos en estos tiempos actuales.
Una nueva generación de líderes en diferentes campos de la economía regional se habré paso entre las dificultades y retos y se avizora un presente futuro promisorio para el oriente del Tolima y avances significativos en materia de asociatividad, tecnología e innovación con vocación al mercado agrícola. Pero para que esta iniciativa tenga relevancia en el orden departamental y nacional tenemos por compromiso, todos los que nos vemos involucrados en esta visión de territorio, trabajar de forma colectiva y crear el escenario adecuado que permita diagnosticar y proyectar una nueva visión de región que de la mano al desarrollo integral del campo, reconozca de una vez por todas la importancia estratégica con el que cuenta este territorio.
Por: Diego Alfonso Huertas Ballén
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